rumiantes

Animales rumiantes y el uso de la palabra

Todos los animales rumiantes tienen una cosa en común: el verbo rumiar. Puede parecer casualidad, pero esta correlación no ocurrió por cosas del azar. De hecho, existe una explicación muy interesante para esto, la cual podrás conocer a continuación.

 

Para entender mejor este tema es conveniente comenzar explicando cada uno de estos conceptos con el fin de entrar en contexto. A continuación, se llevará a cabo un análisis de este verbo con el fin de entender su significado, desvelando finalmente la misteriosa conexión entre estos tres conceptos.

¿Qué son los animales rumiantes?

El adjetivo “rumiante” es el calificativo que se le otorga al animal que ejerce la acción de la “rumia”. Ahora bien, la palabra “rumiar” del latín “rumigare” es usada para nombrar a aquellas especies que después de masticar y tragar el alimento, repiten este proceso varias veces hasta digerir la comida completamente. Esto significa que dicho alimento regresa a la boca, después de recorrer las distintas secciones del estómago, lo cual nos lleva al siguiente punto.

 

Su estómago está dividido en cuatro partes, las cuales no están completamente separadas, por lo que pueden verse como secciones, en lugar de cavidades. Cada una de ellas desempeña una función especial al procesar los alimentos. Entre las especies que tienen estómagos rumiantes se encuentran: las cabras, las ovejas, las vacas, los venados, los búfalos, los bisontes y los ciervos.

 

¿Por qué la palabra rumiar se aplica a estos conceptos diferentes?

Esta palabra es un claro ejemplo de un entrecruzamiento de significados. La verdad es que la palabra “rumigare” es una variación de “rumare” que representa el acto de mamar realizado por animales lactantes que cierran la boca y crean una especie de succión.

 

Esto proviene de “rumi” o “ruma” que son dos formas diferentes para hacer referencia a la teta o mama. No obstante, existe otra palabra en el latín llamada “ruminare” que procede de “rumen” que peculiarmente significa “estómago” o “área gástrica” de guardado de las especies rumiantes. Es así, como “ruminare” tiene el significado antiguo de “rumiar” las plantas.

 

Queda claro que vienen de la misma base, pero en la mente de las personas de la época esta raíz se quedó muy presente, tanto que hubo una mezcla y el verbo “rumigare” o “mamar” contrajo todos los significados de “ruminare (repetir, rumiar, hablar entre dientes y asimilar mejor las cosas).

 

También existe otra razón y es gracias al movimiento de la mandíbula de los animales lactantes, ya que es bastante parecido a la manera en que los animales rumiantes mastican. Lo hacen con la boca semi cerrada para luego devolver la comida.

 

Realmente no se sabe a ciencia cierta en qué punto de la historia en el propio lenguaje se crea la idea de hablar entre dientes y que también se hiciera referencia a un pensamiento que ronda la mente incesantemente. Sin embargo, gracias al estudio etimológico de la palabra se puede observar una evolución que resulta bastante interesante para la historia.

 

¿Qué son los pensamientos rumiantes?

Por otro lado, se encuentra el término “pensamiento rumiante”, el cual significa tener una idea que constantemente da vueltas en la cabeza. Son esos pensamientos recurrentes sobre cosas que nos preocupan y que no han sido resueltas.

 

Lo particular de los pensamientos rumiantes es que se generan con el fin de intentar resolver aquello que nos causa preocupación, lo cual a su vez termina convirtiéndose en otro problema sin querer.

 

Rumiar o rezongar

Finalmente, está el otro significado de rumiar, que en este caso se refiere al hecho de hablar entre los dientes o hacer una especie de murmullo para sí mismo de algo que no se desea expresar con claridad.

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