setas de cardo

La seta de cardo silvestre: Pleurotus eryngii

La auténtica seta de cardo, cuyo nombre científico es Pleurotus eryngii, es una de las setas más conocidas y valoradas en España. Aunque también es conocida como cardo corredor, lo más habitual es referirse a ella como seta de cardos. 

 

Existe una gran afición alrededor de las setas de cardo, organizándose excursiones y quedadas para su recogida por grupos de gente. Para ello es imprescindible conocer cómo son este tipo de hongos, ya que existen algunos que pueden llegar a ser venenosos. 

 

El cardo silvestre o Eryngium campestre 

Como decimos, la seta de cardo es conocida científicamente bajo el nombre Pleurotus eryngii. Este nombre deriva de la planta Eryngium campestre o, como es conocida popularmente, cardo silvestre. 

 

El cardo silvestre se caracteriza por unos tallos pilosos que llegan a alcanzar únicamente los 70 centímetros de altura. Sin embargo, sus raíces, mucho más grandes, pueden alcanzar hasta los 5 metros de largo. Las espinas del cardo silvestre la distinguen claramente de otras especies; pero no sólo eso, sus flores azuladas sobre el campo o la orografía española donde el clima es más seco destacan sobre el paisaje con mucha facilidad. 

 

El hábitat de esta planta se limita a campos secos y llanos, especialmente a las orillas de caminos, donde crecen con cierta facilidad. Pero su otro punto fuerte es precisamente la estrecha relación que mantiene con la seta de cardo, adherida mediante micorrizas a ella. 

 

La seta de cardo silvestre

setas de cardo anverso

La seta de cardo se caracteriza principalmente por su color marrón y su tallo blanquecino. Concretamente, el sombrero de la seta de cardo puede ser de un marrón oscuro hasta un ocre claro, aunque siempre con tonalidades tierra. La coloración varía por ciertas circunstancias medioambientales como la sequía, la humedad o la temperatura. Este sombrero es de forma convexa cuando el ejemplar es joven y se va aplanando a medida que alcanza la madurez. 


Si damos la vuelta a la seta de cardo, podremos observar unas láminas muy finas en el sombrero que suelen continuar hasta el pie. Esta parte interna del sombrero es conocida como himenio y las finas membranas como láminas. Aquellas que son más cortas y aparecen intercaladas con las láminas, reciben el nombre de lamélulas.  

El tamaño suele oscilar entre los 5 y los 10 centímetros, por lo que la seta de cardo no suele ser considerada de gran tamaño. Es importante no recoger ninguna seta cuyo tamaño sea inferior a 2 cm.  


Por su parte, el tallo o pie no está centrado en el sombrero, sino que suele ubicarse en un extremo de aquél, a diferencia de lo que sucede con los champiñones. Es común encontrar varias setas de cardo unidas por el mismo pie. Pero siempre deberá estar asociado a las raíces del cardo silvestre, con quien mantiene una relación simbiótica esencial. 


Confusión con las setas de cardo 

Alrededor del mundo de las setas de cardo, existe cierta confusión ya que no son pocas las setas parecidas a la de cardo incluidas dentro de esta categoría. Algunas de estas especies son la ferulae del mismo Pleurotus eryngii o la seta de brezo (Lepista luscina). La primera de ellas se diferencia en la planta a la que crece asociada que, en este caso, no se trata del cardo silvestre sino de la cañaleja o ferula communis. En el segundo caso, en cambio, el parecido es todavía mucho más patente, aunque debemos fijarnos en el color del sombrero. En la seta de brezo es de un tono más grisáceo que en la seta de cardo.  


Aunque la confusión con las setas de cardo parece algo común, no debemos preocuparnos. Rara vez son confundidas con setas tóxicas que supongan un peligro para nuestra salud. Este es el caso de la Clitocybe dealbata o falsa molinera, que posee un menor tamaño y suele ser de color crema. O, también, la Paxillus involutus o paxilos enrollados, que son de un color más rojizo que la seta de cardo. 


¿Es la seta de cardo venenosa? 

Esta pregunta es la primera que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de este tipo de hongos. La seta de cardo no es venenosa. El único riesgo que existe en torno a ella es la posibilidad de confundirla con otras especies que sí lo son; máxime cuando no somos expertos en la materia. 


El principal motivo que puede colocarnos ante una confusión con la seta de cardo es el color cambiante de su sombrero. Pero, si optamos por recoger ejemplares de seta de cardo con un sombrero marrón oscuro, iremos sobre seguro y no correremos riesgos innecesarios.  


Cultivo de la seta de cardo 

Aunque es cierto que la seta de cardo está intrínsecamente relacionada al cardo silvestre, esto no significa que podamos recrear su cultivo en condiciones artificiales. Sin embargo, el cultivo de la seta de cardo, aunque posible, es realmente complejo y laborioso. 


Para ello se han utilizado materiales como la paja de trigo o incluso bagazos de la elaboración de cerveza, una vez que se ha cocido la malta. De hecho, este último sistema ha sido reconocido por la Universidad de Murcia, en un estudio realizado, como la alternativa más productiva y que mejores resultados dio. También podemos utilizar ciertos serrines de madera.  


Con independencia del método que elijas, lo más importante en el cultivo de la seta de cardo es que el manto que le sirva de base esté esterilizado. De esta manera se impide que el micelio pueda competir o ser atacado por otros hongos o bacterias que impidan su crecimiento.  

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