Bellis perennis la margarita de los prados

Bellis perennis: la margarita de los prados

Podríamos decir que la Bellis perennis o margarita de los prados es una de las flores silvestres en España más conocidas. De hecho, la flor de la margarita es probablemente una de las más habituales en los campos de la Península Ibérica. Y ello es una gran suerte para nuestras abejas, ya que las margaritas son plantas melíferas.


Pero, ¿sabías que la margarita no es una flor en realidad? Esta mal llamada “flor” es un tipo de inflorescencia, conocida como “capítulo”, compuesta por una infinidad de flores diminutas de color amarillo.


La flor de la margarita o Bellis perennis

Su nombre científico, como ya hemos adelantado, es Bellis perennis. Aunque es perenne, la flor de la margarita sólo está presente desde el invierno hasta la primavera, perdiéndola durante el verano y el otoño. Su floración, además de prolongada, es realmente frondosa y abundante. Es capaz de teñir los campos de un manto de pequeñas flores de color blanco.


Pero ya hemos avanzado que la margarita o Bellis perennis no es una flor, si no que se trata de un tipo de inflorescencia más compleja, compuesta por muchas más flores diminutas. Estamos acostumbrados a hablar de flor en singular, cuando lo que queremos decir es inflorescencia. La margarita es un claro ejemplo de este “error” tan habitual. Igual que podemos encontrar inflorescencias en forma de umbela, como el hinojo, o terminales como el alforfón.


Este tipo de inflorescencia no es exclusivo de la margarita, si no que afecta a todas las especies de su familia, conocidas como Asteraceae o compuestas. Algunas de sus compañeras son la lechuga (Lactuca sativa), el diente de león (Taraxacum officinale) o el girasol (Helianthus annus). Todas ellas poseen dos tipos de flores: las externas y radiales de color blanco, conocidas como lígulas, y las que forman el disco o flósculos de color amarillo. Si viéramos de cerca la flor de la margarita, descubriríamos que el núcleo está compuesto en realidad por infinidad de flores más pequeñas amarillas. Y para mayor sorpresa, estas diminutas flores no maduran ni florecen a la misma vez, por eso a veces es posible ver el interior del núcleo más oscuro debido a las flores que aún no han abierto.


Margaritas de colores

Sin embargo, la margarita de color blanco y amarillo no es la única que podemos encontrar. Existen multitud de variedades dentro de la familia de las “margaritas”. La Bellis perennis es la que mejor representa el concepto de margarita, pero no la única. Podemos encontrarlas de casi cualquier color, aunque de entre las margaritas de colores, hablando en sentido amplio, destacan principalmente las siguientes:


  • Margarita rosa o Argyranthemum frutescens: también conocida como margarita de Canarias es propia de estas islas.
  • Margarita azul o Anemone blanda: es nativa del sureste de Europa, entre otros sitios propios de la zona.
  • Margarita naranja o margarita “gerbera”. Aunque no es tan conocida por su nombre es muy utilizada en adornos florales. Casi tanto como el clavel o la rosa.
  • Margarita amarilla o Thymophylla tenuiloba: es casi tan habitual como la margarita común o Bellis perennis.

Flores parecidas a la margarita o Bellis perennis

Cuando hablamos de margaritas de colores, lo cierto es que nos estamos refiriendo a flores que guardan un parecido con la margarita. Por aspecto son muchas las plantas que son mal llamadas margaritas, cuando queremos referirnos estrictamente a la original. Ahora ya sabemos que la auténtica margarita o margarita común es la Bellis perennis, siendo todas las demás especies variadas de la misma familia que reciben el mismo nombre.


Algunas de estas especies, pertenecientes lógicamente a la familia de las asteráceas, tan sólo se parecen en el tipo de inflorescencia. Algunas otras ni siquiera lo hacen por tamaño, como sucede con el girasol, que es una especie de grandes dimensiones. Otras tampoco por la forma de la inflorescencia, como ocurre con algunos crisantemos, que poseen una flor con multitud de pétalos, similares a un pompón, pero claramente diferenciados de la flor de la margarita.


Dentro del género Anacyclus nos encontramos con la especie Anacyclus pyrethrum, comúnmente conocida como “falsa margarita”. Al igual que su homónima, la Bellis perennis, esta especie es de porte rastrero y está caracterizada por la presencia de flores blancas con interior amarillo. A diferencia de la margarita común, esta variedad sí necesita una gran exposición solar.


Otras flores silvestres en España

Las margaritas no son las únicas flores silvestres en España, aunque sí de las más conocidas. Dentro de este gran grupo de plantas presentes en nuestro ecosistema podemos encontrar otras igual de representativas y que seguramente has visto en multitud de ocasiones. Estos son algunos ejemplos de las flores que componen nuestros campos:


  • Amapola o Papaver rhoeas: su punto más llamativo es sin duda su enorme flor de color rojo intenso.
  • Verónica o Veronica officinalis: cuya flor de color púrpura adorna muchos campos.
  • La borraja o Borago officinalis: protagonista del dicho “agua de borrajas”.
  • Diente de león o Taraxacum officinale: su flor es la inspiración de muchos deseos.
  • Cardo mariano o Silybum marianum: es uno de los cardos más bonitos que podemos encontrar en los campos de España.
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